Fomentar una conducta es reforzarla, tanto si esa conducta consiste en deletrear correctamente unas palabras como en lanzar una pelota. Ten en cuenta este principio: "las acciones seguidas por un refuerzo serán probablemente repetidas en situaciones futuras similares".
En el aula el profesor puede hacer un gran uso de este principio, reforzando simplemente las conductas positivas. Aunque ésto es de fácil aplicación, en realidad supone un considerable esfuerzo, porque los casos de mala conducta son advertidos con mayor facilidad, mientras que la conducta positiva frecuentemente pasa desapercibida. Todos tendemos a ser buenos críticos, más capaces de señalar lo que va mal en un alumno que de advertir lo que va bien. El elogio parece menos natural que la crítica.
EFECTOS DE LA ATENCIÓN DEL PROFESOR
Para muchos alumnos resulta reforzante cualquier atención del profesor, incluso la que reviste un aspecto crítico. Advirtiendo constantemente a los alumnos que tomen asiento, el profesor está reforzando en realidad la misma mala conducta con la que quiere acabar. El problema se alivia sólo cuando comienza a ignorar a los alumnos que se hallan fuera de su sitio y dedica su atención a los que trabajan en sus puestos.
Los profesores pueden fomentar muchas conductas, tanto positivas como negativas, simplemente prestando atención a éstas.
EMPLEO DE LA ATENCIÓN DEL PROFESOR PARA CAMBIAR LA CONDUCTA.
Puede ser que tengas en clase tres o cuatro alumnos difíciles. Si deseas cambiar su conducta intenta experimentar los siguientes pasos:
En una primera fase anota cuidadosamente las conductas perturbadoras de tus alumnos (levantarse sin permiso, pegar a otros chicos, no hacer las tareas...).
En la segunda fase, debate y acuerda con tus alumnos las reglas que es preciso observar en clase, explicitando claramente lo que se debe y no se debe hacer. Siempre que sea necesario recuerda estas normas a los chicos difíciles. Sin embargo, podrás observar que a pesar de la enseñanza de las normas, es probable que la mala conducta persista.
En una tercera fase, recuerda periódicamente las reglas a los alumnos e ignora sistemáticamente las conductas inapropiadas. Con esta última medida se elimina la atención del profesor como fuente de refuerzo de las conductas. Este procedimiento es posible que también tenga escaso efecto.
En la cuarta fase se introduce un factor decisivo. Comienza a dispensar elogios y atención a tus alumnos cuando trabajen o jueguen constructivamente. Dí cosas como: "me gusta la forma en que trabajas, tan tranquilamente". Continúa formulando las reglas e ignorando las infracciones de éstas. La combinación de normas, pasando por alto la conducta difícil y elogiando la conducta positiva disminuirá significativamente la conducta perturbadora.
Si quieres comprobar la efectividad de este procedimiento, interrumpe esta fase y vuelve a la primera. En pocos días observarás que las conductas inadecuadas reaparecen. Vuelve de nuevo a la cuarta fase y observa los cambios.
En resumen, el establecimiento de unas reglas claras, sólo o en combinación con la ignorancia de acciones inapropiadas, no interrumpe las carreras, los golpes u otras conductas perturbadoras en clase. Sin embargo, cuando el profesor da muestras de advertir las conductas positivas de los alumnos mientras ignora simultáneamente las negativas, el nivel de estas últimas disminuye espectacularmente. Parece así que la alabanza de las conductas apropiadas constituye la clave de la mejora. En otras palabras, el elogio actúa en la mayor parte de los alumnos como un reforzador. El elogio puede ser combinado con la ignorancia de las conductas inapropiadas o con reprimendas individuales según sea la estrategia que resulte más eficaz con cada alumno específico de la clase.
Las declaraciones negativas por sí solas, sin elogio para la conducta positiva, se han revelado como totalmente ineficaces a la hora de cambiar las actuaciones de los alumnos. A un profesor con una clase de 20 a 30 alumnos probablemente le resultará difícil aprender a elogiar frecuentemente, pero si tenemos en cuenta el efecto de sus elogios, puede muy bien valer la pena el esfuerzo necesario para realizarlo.
La atención y el elogio del profesor siempre resultan accesibles. Cuestan poco y son inagotables, son los reforzadores ideales. El aprender a concentrarse en lo positivo constituye una destreza muy importante en la enseñanza.
EMPLEO DEL REFUERZO VICARIO (MODELACIÓN)
El condicionamiento vicario es una forma de aprendizaje que tiene lugar mediante la observación de una persona que realiza una conducta y experimenta sus consecuencias. A este proceso se le denomina también modelación.
La observación de una persona que está siendo reforzada por realizar una cierta conducta puede incrementar esa conducta en el observador.
El principio del refuerzo vicario puede ser empleado en el aula para reforzar las conductas positivas de los alumnos que están situados cerca de los más difíciles. Tan pronto como los alumnos difíciles comiencen a manifestar la misma conducta deben ser gratificados por ello.
Por razones obvias el refuerzo vicario se desperdicia si se ignora que el observador realiza esa misma conducta. El profesor deberá tener cuidado en el empleo del elogio. Los estudiantes se quejan frecuentemente de que lo que hacen es menos elogiado que lo que hacen los "mimados del profesor". Así, al tiempo que emplea el refuerzo vicario, es conveniente realizar un esfuerzo adicional para advertir las conductas positivas de aquellos alumnos que se revelan difíciles.
En su empleo real en el aula, el principio del refuerzo vicario posee importantes implicaciones en lo que se refiere a la disposición de los asientos. Si los alumnos difíciles se hallan colocados cerca de los que son a menudo reforzados por unas conductas positivas, resultará más probable que los perturbadores adviertan el refuerzo y por eso se beneficien del refuerzo vicario.
Indicios para el refuerzo vicario:
Un profesor debe emplear la mala conducta de un alumno como indicio personal para hallar a alguien a quien elogiar en el aula, preferiblemente un alumno que esté próximo al perturbador. En otras palabras, cada vez que un alumno transgreda una norma, en vez de criticar al transgresor, el profesor recordará o tomará esa transgresión como indicio de que debe hallar a alguien que cumpla la norma y elogiarle por ello.
RESUMEN
CONCENTRACIÓN EN LA CONDUCTA POSITIVA
- Siempre que sea posible, concentrar la atención en los alumnos que están obedeciendo las reglas e ignorar a los que se comportan inadecuadamente. Ejemplos Comenzar la explicación aunque unos cuantos alumnos aún no presten atención.
- Utilizar la mala conducta como un indicio personal para hallar alguna conducta positiva que reforzar.
- Asegurarse de que todos los alumnos, incluso los problemáticos, reciben algún elogio, ciertos privilegios, cuando hacen algo bien.
- Examinar la lista de clase para asegurarse de que todos los alumnos están siendo reforzados.
- Permanecer alerta a las posibilidades de elogiar a los alumnos que tiendan a crear problemas.