Definimos logopedia como la ciencia interdisciplinar que estudia los procesos evolutivos del desarrollo de la comunicación para detectar y prevenir posibles retrasos o alteraciones del lenguaje. Su implicación pedagógica radica en intervenir en la evaluación y en el tratamiento de las alteraciones relacionadas con la audición , la voz, el hablar y el lenguaje.
El logopeda escolar o más apropiadamente denominado maestro especialista en Audición y Lenguaje, es el especialista en lenguaje con un alto nivel de conocimientos en cuanto a las alteraciones del lenguaje oral y del lenguaje representativo que pueden darse en el niño, e interviene en el tratamiento dentro dle marco escolar.
El Maestro de Audición y Lenguaje es el especialista que, en coordinación con los demás profesionales de la educación, proporciona la ayuda específica a los niños que presentan dificultades en el habla y/o en el lenguaje, dentro de los centros escolar de educación especial y ordinarios (públicos y privados).
Ante la imposibilidad de poder clarificar ciertas alteraciones del lenguaje, el logopeda escolar debe pedir la colaboración e información de los especialistas en lenguaje con ubicación en centros de rehabilitación y servicios hospitalarios (logopedia clínica). La estrecha relación entre la logopedia escolar y la logopedia clínica favorecerá los progresos del niño dentro del marco escolar.
LA LOGOPEDIA ESCOLAR EN EDUCACIÓN INFANTIL Y PRIMARIA
Las situaciones propicias para una actuación preventiva de niños con posibles dificultades de lenguaje se sitúan en el contexto familiar y en el escolar.
En el contexto escolar la demanda de observación de niños que presentan dificultades en el lenguaje oral se presenta en dos momentos precisos: alrededor de los tres años, coincidiendo con le inicio del segundo ciclo de Educación Infantil, y alrededor de los seis años, coincidiendo con el primer cursos del Ciclo inicial de Educación Primaria.
A los tres años, en el inicio del segundo ciclo de educación infantil, el niño se enfrenta a interlocutores nuevos y realiza evidentes esfuerzos para mejorar la comprensibilidad de su habla. Es al momento de demostrar su desarrollo evolutivo del lenguaje relacionándolo con otros niveles como el intelectual, el emocional, el psicomotor y el social. A esta edad han desaparecido las dificultades para pronunciar diptongos y se produce un significativo progreso en las consonantes, aunque se presentan errores en grupos consonánticos.
El niño desarrolla también la discriminación fonética, mejora la construcción gramática y comprende el ¿dónde?, ¿por qué?, para qué? y alcanza un predominio del vocabulario concreto.
Respecto al aprendizaje de las frases, es capaz de respetar el orden de los elementos sintácticos.
Hacia los tres años y medio comienza a utilizar pasados verbales e intenta generalizar verbos irregulares cometiendo errores que se mantienen hasta los cinco años.
Las oraciones subordinadas aparecen hacia los cuatro años y las frases en voz pasiva son poco frecuentes hasta que el aprendizaje se realice en la etapa escolar correspondiente.
A los cuatro o cinco años los niños terminan de completar su repertorio de sonidos y tienen que haber adquirido un lenguaje organizado. A estas edades son capaces de contar lo que han hecho, de pedir lo que desean y de participar en una conversación.
A partir de los cuatro la calidad y la frecuencia de las conversaciones se van desarrollando, con un ritmo bastante diferente según los niños. Nunca será suficiente insistir en la importancia pedagógica de la conversación, es decir, del intercambio libre basado en el diálogo (Juárez y Monfort, 1989).
Es a partir de los cinco años, cuando padres y maestros manifiestan gran preocupación al observar posibles alteraciones del lenguaje oral, al hacer comparaciones con otros niños de la misma edad. Por lo tanto, durante la educación infantil, hay que prestar atención a ciertos comportamientos que puede tener el niño cuando ya se sospecha de un posible retraso del lenguaje oral:
*miedo a hablar y bloqueos ante cualquier demanda*no saber escuchar
*no reclamar la atención del adulto
*no comprender órdenes sencillas
*no saber imitar o realizar juegos vocálicos
*etc.
El niño que presenta posibles riesgos en el lenguaje oral debe ser observado para captar los progresos de su maduración global. Pueden ser aquellos niños a los que les cuesta adaptarse a nuevos ambientes, como es el escolar. O son aquellos niños que ya sufren un deterioro en su desarrollo por la presencia de alteraciones orgánicas, neurológicas, intelectuales; o que se derivan de una deficiente adquisición por modelos ausentes o inadecuados o por falta de interacción verbal familiar.
Es durante los 5 años, en educación enfantil, cuando se detecta de forma evidente si existe algún retraso o alteración en el habla y/o lenguaje. Hay que llevar a cabo una observación directa para llegar a diagnosticar la posible alteración de lenguaje oral.
Es el momento de no dejar pasar el tiempo y de dar la ayuda o intervención logopédica adecuada, dependiendo de la gravedad, para poder mejorar antes de comentar el primer curso de Educación Primaria.
Resulta mucho más fácil ayudar al niño a establecer su lenguaje durante sus años de desarrollo que reeducarlo cuando, ya pasada la edad de cinco años, el lenguaje distorsionado ha quedado marcado en otros procesos de aprendizaje.
Por consiguiente, durante la educación infantil, nos encontramos en el momento de una actuación preventiva.
Hay que favorecer la interacción verbal entre maestros-niños a través de una eficacia comunicativa y educativa, de manera natural y sabiendo intervenir verbalmente.
Es preciso favorecer la interacción verbal dentro del aula a través de la aplicación de programas de lenguaje oral y permitir a los niños tener una participación activa en su propio aprendizaje.
La etapa de los seis años marca el paso de la educación infantil a la educación primaria.
Es el principio de la enseñanza forma. El niño se encuentra con nuevos aprendizajes, principalmente el del lenguaje leído y escrito, lo que implica un dominio suficiente del lenguaje oral.
A los seis años el niños alcanza la articulación correcta de los fonemas, la comprensión de términos que entrañan comparación, la comprensión de contrario y cuenta con un vocabulario que llega a comprender el lenguaje socializado.
sin embargo, es difícil especificar cuándo termina el aprendizaje de las estructuras gramaticales de su lengua.
Para algunos estudiosos, las estructuras básicas del lenguaje, quedan del todo adquiridas a las seis-siete años (Rondal y Seron, 1991). Para otros, no quedan consolidadas a esta edad y el nivel de competencia y ejecución del lenguaje no ha finalizado, sino que se prolonga durante toda la escolaridad, como una de las bases fundamentales de su desarrollo futuro (Triadó y Forns, 1989).
Si a la edad de seis años el niño no ha adquirido las habilidades básicas del sistema de lenguaje en sus diferentes componentes (fonológico, morfosintáctico, semántico y pragmático), nos encontramos con alteraciones de la palabra y/O del lenguaje.
Los niños con dificultades se diferencian de manera muy marcada de los niños que no las tienen, al presentar problemas en el proceso de asimilación de los aprendizaje escolares.
Ante la petición o motivo de consulta, el logopeda realiza una valoración inicial del niño o grupo de niños, a partir de observaciones consideradas como "screening", es decir, exploración o investigación, para comprobar y comparar qué es lo que pasa en aquella situación (individual o grupa), si el nivel se ajusta a lo que cabe esperar o, de lo contrario, necesita una exploración más completa.
Para llevar a cabo una exploración logopédica más completa es preciso conocer las bases de la construcción del lenguaje oral que permitirán valorar las manifestaciones que determinan las alteraciones del lenguaje.