Cada día es más frecuente encontrarse niños con numerosas dificultades lingüísticas al comenzar su escolaridad. Determinar cuáles son las patologías del lenguaje más frecuentes en el marco escolar no es una tarea sencilla, dada la gran variabilidad existente y la escasez de estudios epistemológicos.
No obstante, autores como Del Río y Bosch, plantean que las alteraciones del lenguaje oral más comunes en el entorno escolar son las siguientes: los retrasos globales del lenguaje oral, los trastornos de la articulación, la pobreza general del lenguaje oral, las pérdidas auditivas, el tartamudeo infantil y el mutismo electivo.
Atendiendo a la mencionada clasificación, podemos decir que un niño con un retraso global en el lenguaje oral manifestará un evidente retraso en su lenguaje expresivo, respecto a su edad cronológica, a la vez que una "adecuada" capacidad de comprensión (si no real, al menos aparente). Es frecuente que su detección pase desapercibida en el ámbito familiar y se realice en el centro escolar, ya que tanto el lenguaje expresivo como el receptivo de estos niños acostumbra a ser suficiente para su entorno más inmediato.
Sin niños que generalmente, para hacerse entender y para comprender el entorno más cercano utilizan soportes extralingüísticos (gestos, miradas,...) para compensar sus dificultades.
Un segundo grupo de alteraciones con una elevada incidencia a nivel escolar son los trastornos de la articulación, aunque quizás sería más correcto hablar de dislalias. Si utilizamos el término trastornos de la articulación, deberíamos incluir también alteraciones de la articulación tales como la disglosia (alteración anatómica de los órganos articulatorios) y la disartria (alteración de origen neurológico) que no son tan frecuentes en el ámbito educativo.
En tercer lugar se sitúa la patología lingüística denominada pobreza general del lenguaje oral. Con esta terminología se refieren a aquellos niños con pobreza lexical, expresión oral simplista y repetitiva, sintaxis incorrecta, dificultad para expresar ideas abstractas o complejas y graves dificultades para comportarse verbalmente de manera adecuada en situaciones sociales. Enumerar las peculiaridades lingüísticas del niño con pobreza general del lenguaje oral hace pensar que estos autores, con dichas manifestaciones, se están refiriendo a la disfasia infantil o a situaciones de deprivación ambiental.
Para ellos, otra de las alteraciones más comunes en el entorno escolar son las hipoacusias o pérdidas auditivas. Estos niños, dependiendo del grado de la pérdida auditiva, manifestarán mayores o menores repercusiones lingüísticas y conductuales. Algunas de las manifestaciones más frecuentes den estos niños son: irritabilidad, dificultad para seguir órdenes, problemas de conducta, dificultades para el aprendizaje, retraso en el lenguaje, problemas articulatorios (dislalia audiógena), etc.
En cuanto al tartamudeo infantil, hay que mencionar que dicho trastorno de la fluidez verbal tiene una relativa frecuencia en el contexto escolar. Aquí habría que diferenciar entre la tartamudez evolutiva (proceso normal en el desarrollo del niño, que tiende a desaparecer con el tiempo) y la tartamudez patológica o disfuncional (e auténtico tartamudeo).
Y finalmente, tenemos que mencionar otra alteración del lenguaje, común en el entorno escolar, a juicio de los autores que venimos citando. Según los mismos, el mutismo electivo es un trastorno grave de la comunicación que se inicia habitualmente antes de los 5 años de edad y que tiende asociarse con frecuencia al ámbito educativo.
Una característica común en estos niños es que manifiestan un lenguaje normal en su entorno familiar, mientras que en el contexto escolar no se expresan verbalmente. El mutismo electivo, aunque suele durar solo unos pocos meses, puede persistir más tiempo, incluso años.
Entre sus manifestaciones, atendiendo al Manual de Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM-IV, 1995), destacan la incapacidad persistente por parte del niño para hablar en situaciones sociales específicas (por ejemplo, en la escuela, con los compañeros de juego) cuando es de esperar que hable, pese a hacerlo en otras situaciones. Esta alteración interfiere ene l rendimiento escolar y no se limita exclusivamente al primer mes de la escolarización del niño.
El mutismo electivo tiende a asociarse a síntomas tales como la timidez excesiva, retraimiento, aislamiento, ansiedad, fobia social y rabietas. Según el mencionado DSM-IV, aunque estos niños suelen poseer unas habilidades lingüísticas normales, ocasionalmente puede presentar como sintomatología asociada un trastorno de la comunicación (fonológica, expresiva del lenguaje o expresiva-comprensiva) e incluso una enfermedad médica que cause anomalías articulatorias.
Dejando al margen las distintas clasificaciones existentes, pasamos a describir brevemente aquellas patologías que consideramos más comunes en el ámbito educativo, una vez revisada la bibliografía al respecto y tras un sondeo exploratorio realizado en centros escolares extremeños a través de sus especialistas en Audición y Lenguaje:
Atendiendo a la mencionada clasificación, podemos decir que un niño con un retraso global en el lenguaje oral manifestará un evidente retraso en su lenguaje expresivo, respecto a su edad cronológica, a la vez que una "adecuada" capacidad de comprensión (si no real, al menos aparente). Es frecuente que su detección pase desapercibida en el ámbito familiar y se realice en el centro escolar, ya que tanto el lenguaje expresivo como el receptivo de estos niños acostumbra a ser suficiente para su entorno más inmediato.
Sin niños que generalmente, para hacerse entender y para comprender el entorno más cercano utilizan soportes extralingüísticos (gestos, miradas,...) para compensar sus dificultades.
Un segundo grupo de alteraciones con una elevada incidencia a nivel escolar son los trastornos de la articulación, aunque quizás sería más correcto hablar de dislalias. Si utilizamos el término trastornos de la articulación, deberíamos incluir también alteraciones de la articulación tales como la disglosia (alteración anatómica de los órganos articulatorios) y la disartria (alteración de origen neurológico) que no son tan frecuentes en el ámbito educativo.
En tercer lugar se sitúa la patología lingüística denominada pobreza general del lenguaje oral. Con esta terminología se refieren a aquellos niños con pobreza lexical, expresión oral simplista y repetitiva, sintaxis incorrecta, dificultad para expresar ideas abstractas o complejas y graves dificultades para comportarse verbalmente de manera adecuada en situaciones sociales. Enumerar las peculiaridades lingüísticas del niño con pobreza general del lenguaje oral hace pensar que estos autores, con dichas manifestaciones, se están refiriendo a la disfasia infantil o a situaciones de deprivación ambiental.
Para ellos, otra de las alteraciones más comunes en el entorno escolar son las hipoacusias o pérdidas auditivas. Estos niños, dependiendo del grado de la pérdida auditiva, manifestarán mayores o menores repercusiones lingüísticas y conductuales. Algunas de las manifestaciones más frecuentes den estos niños son: irritabilidad, dificultad para seguir órdenes, problemas de conducta, dificultades para el aprendizaje, retraso en el lenguaje, problemas articulatorios (dislalia audiógena), etc.
En cuanto al tartamudeo infantil, hay que mencionar que dicho trastorno de la fluidez verbal tiene una relativa frecuencia en el contexto escolar. Aquí habría que diferenciar entre la tartamudez evolutiva (proceso normal en el desarrollo del niño, que tiende a desaparecer con el tiempo) y la tartamudez patológica o disfuncional (e auténtico tartamudeo).
Y finalmente, tenemos que mencionar otra alteración del lenguaje, común en el entorno escolar, a juicio de los autores que venimos citando. Según los mismos, el mutismo electivo es un trastorno grave de la comunicación que se inicia habitualmente antes de los 5 años de edad y que tiende asociarse con frecuencia al ámbito educativo.
Una característica común en estos niños es que manifiestan un lenguaje normal en su entorno familiar, mientras que en el contexto escolar no se expresan verbalmente. El mutismo electivo, aunque suele durar solo unos pocos meses, puede persistir más tiempo, incluso años.
Entre sus manifestaciones, atendiendo al Manual de Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM-IV, 1995), destacan la incapacidad persistente por parte del niño para hablar en situaciones sociales específicas (por ejemplo, en la escuela, con los compañeros de juego) cuando es de esperar que hable, pese a hacerlo en otras situaciones. Esta alteración interfiere ene l rendimiento escolar y no se limita exclusivamente al primer mes de la escolarización del niño.
El mutismo electivo tiende a asociarse a síntomas tales como la timidez excesiva, retraimiento, aislamiento, ansiedad, fobia social y rabietas. Según el mencionado DSM-IV, aunque estos niños suelen poseer unas habilidades lingüísticas normales, ocasionalmente puede presentar como sintomatología asociada un trastorno de la comunicación (fonológica, expresiva del lenguaje o expresiva-comprensiva) e incluso una enfermedad médica que cause anomalías articulatorias.
Dejando al margen las distintas clasificaciones existentes, pasamos a describir brevemente aquellas patologías que consideramos más comunes en el ámbito educativo, una vez revisada la bibliografía al respecto y tras un sondeo exploratorio realizado en centros escolares extremeños a través de sus especialistas en Audición y Lenguaje:
- Retraso simple y moderado del lenguaje.
- Dislalia infantil.
- Disfonía infantil.
- Disfemia infantil.
- Lectoescritura.
- Afasia congénita y adquirida.
- Déficits auditivos.
PARA DESCARGAR: