Niños disfuncionales



Si os hablo de niños disfuncionales muchos de vosotros pensaréis que estamos hablando de un nuevo “síndrome “, de esos que inventan los especialistas o de una más de las llamadas enfermedades “raras”. No se trata de nada de eso. Los que trabajáis en el campo de la educación enseguida os va a sonar y es muy probable que os venga a la memoria el rostro de más de uno de vuestros alumnos o alumnas. Si sois padres o madres quizás esta entrada os sirva para ponerle  nombre a lo que le hace tiempo le pasa vuestro hijo o hija y que nadie ha sido capaz de nombrar.

CARACTERÍSTICAS

Los niños o niñas disfuncionales presentan un cuadro con las siguientes características:

1. Inteligencia normal
En primer lugar, son niños que presentan un rendimiento intelectual en términos globales dentro de lo normal. Si se le aplica algunas de las escalas de inteligencia sus resultados generales están dentro del promedio, por tanto, no hay un retraso mental, ni siquiera una capacidad intelectual límite.

2. Sacan adelante sus estudios
Su rendimiento escolar, también en términos globales, es adecuado: aunque les cuesta en algunas áreas, son niños que llevan adelante sus estudios.

3. El núcleo del problema
El problema central es que, a pesar de las características anteriores, estos niños presentan algún aspecto en el que tienen dificultades específicas, podríamos decir que no funcionan bien en algunas de sus capacidades.
En unos casos son niños con ciertos problemas de atención, en otros, sus problemas parecen ser de memoria o de funciones ejecutivas, en otros la dificultad se centra en la lectura, en la escritura o en el cálculo.

4. No cumplen los criterios para un trastorno
Sin embargo, son niños que no llegan tampoco a cumplir los criteriospara hablar de un déficit de atención, de un trastorno de la memoria, de la lectura (dislexia) o tampoco cumplen los criterios de un trastorno del cálculo.
Esa es la característica principal de los niños disfuncionales: a pesar de una inteligencia normal, tienen problemas en algún aspecto, aunque esos problemas no lleguen a la categoría de trastorno. Sin embargo, las dificultades que presentan se cobran un precio: requieren más esfuerzo, les cuesta especialmente… tienen problemas.

5. No tienen ningún diagnóstico
Generalmente los niños disfuncionales no reciben ningún diagnóstico, tampoco reciben ningún tipo de tratamiento pedagógico. En otros casos son diagnosticados de algo que en realidad, no padecen, como dislexia o TDAH.
En el peor de los casos, son etiquetados como “vagos”, “desmotivados”, “caraduras, que no hacen las cosas porque no quieren” o “chicos raros”.
Muchos profesores lo soléis comentar: “no sé lo que le pasa a este niño… pero algo le pasa“.
Todo ello define de alguna forma lo que es un niño o niña disfuncional. 

¿Verdad que ahora os resulta a muchos de vosotros un poco más familiar el término?

RESPUESTA EDUCATIVA
Y vosotros os preguntaréis sobre la respuesta educativa que pueden y deben recibir estos alumnos. Como siempre, la respuesta educativa debería de ir en dos líneas:
1. Estimulación y rehabilitación
La primera medida es la estimulación y rehabilitación de los aspectos disfuncionales. Cuanto más se afine el diagnóstico más dirigida será la estimulación.
Por ejemplo, no es lo mismo decir que un niño tiene problemas de lectura, que decir que tiene problemas en los procesos léxicos de la lectura porque la rehabilitación irá dirigida en exclusiva a esos problemas.
2. Adaptación de la enseñanza
La segunda línea de la respuesta educativa es la adaptación de la enseñanza a sus necesidades: eso que se llama adaptación curricular, plan de trabajo individualizado… y que no es una rebaja en la exigencia, sino que se trata comenzar a trabajar y exigir desde el peldaño de desarrollo en el que se encuentra en su dificultad y enproporcionarle ciertas ayudas que le facilitan su propio progreso.
En algunos casos, esa adaptación, por ejemplo, consiste simplemente en cambiar la pauta de escritura, permitirle más tiempo para realizar las tareas o eximirle de copiar todos los enunciados de las tareas, por poner algunos casos.

HACIA UN POSIBLE DIAGNÓSTICO
Los que trabajamos en la orientación educativa escolar tenemos la ventaja de que, como ya indiqué en otra entrada, nuestra prioridad, es señalar las necesidades educativas de un alumno: sus puntos fuertes y débiles. Esto es relativamente fácil de hacer en un niño disfuncional. Pero es cierto que, en muchas ocasiones, las cosas son más fáciles cuando a los problemas se les pone una “etiqueta”.
La neuropsicología está tratando de recuperar un viejo concepto para definir esta realidad: el concepto de disfunción cerebral mínima(DCM). Como ya digo empieza a aparecer en algunos manuales y artículos de esta especialidad.
Sin embargo, como la ignorancia es así de osada, proponer un diagnóstico de DCM, al menos en España, es tener todas las papeletas para que te tachen de “prehistórico”. ¡Claro! los que te tachan así hace décadas que no leen un artículo de neuropsicología.


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