La Dislexia es una de las cosas sobre las que más me consultáis. Queréis saber más, formas de ayudar, de intervenirla, etc. Pues bien, aquí comparto con vosotr@s este maravilloso artículo escrito por el equipo de La Salle IRF, Instituto de Rehabilitación Funcional y Cinecias Aplicadas al Deporte, formado por Paloma Tejeda Navalón, Ana Salvador Rodríguez, Patricia Jiménez Rodríguez y Eva Mª Burgoa García, para la revista Educación Especial.
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La Dislexia es un trastorno específico y significativo de la capacidad de leer que según recogen en el manual diagnóstico DSM-V y el CIE-10, no se explica por déficit intelectual, perceptivo, neurológico, emocional ni escolarización inadecuada.
Suele persistir durante la adolescencia a pesar de que se hayan conseguido progresos positivos.
La Dislexia afecta a un 20% de la población.
¿Existen diferentes tipos de Dislexia o es la misma alteración que se manifiesta de diferentes formas?
Sí, existen varios tipos. Encontramos:
- Dislexia adquirida: es la pérdida de las funciones lectoras causada por una lesión neurológica (traumatismo, infección, ictus...). Es la más frecuente en personas adultas, aunque pueden padecerla los niños y las niñas, siempre y cuando hayan aprendido a leer antes de producirse la lesión.
- Dislexia evolutiva: es propia de los niños y niñas que están aprendiendo a leer, mostrando problemas para acceder al almacén léxico. Se clasifican en: Dislexia fonológica (dificultad para convertir los sonidos en letras), superficial (dificultad para el análisis visual de la palabra) y mixta (en el que se encuentran afectadas ambas rutas de acceso a la lectura).
¿Qué áreas están afectadas?
La percepción visual y auditiva, en la discriminación de letras y sonidos; el lenguaje oral, en la adquisición del mismo; la lectura y escritura, siendo esta el área más afectada; el cálculo, conteo, problemas matemáticos, comprensión del vocabulario específico; y la memoria, no retienen la información.
El esquema corporal, reconocimiento del cuerpo, dominancia lateral, izquierda-derecha; torpeza motriz en tareas de motricidad fina como recortar, puntear o rasgar, pudiendo manifestarse también en motricidad gruesa, en actividades como chutar el balón, pelotear, encestar o saltar a la comba; comprensión de conceptos espacio temporales, delante/detrás, anteayer, pasado mañana.
Como consecuencia de estas dificultades pueden manifestar problemas emocionales como ansiedad, baja autoestima, desmotivación y rechazo ante las tareas relacionadas con la lectoescritura, baja tolerancia a la frustración, etc.
¿Cuál es la edad de aparición?
Los indicadores de alerta aparecen a partir de los 5 o 6 años, pero hasta los 7 u 8 no finaliza el proceso de aprendizaje de la lectoescritura. Este es el momento a partir del cual podemos realizar un diagnóstico diferencial de la Dislexia.
¿Es necesaria la intervención específica?
Sí, deben realizarse programas de intervención, que se combinan entre sí, y dependiendo del tipo de Dislexia se incide más en unos u otros:
- Programa de Exactitud Lectora: tareas de habilidades metafonológicas (deletreo, síntesis...), discriminación fonológica y reglas de conversión de grafema (letra) a fonema (sonido).
- Programa para la Velocidad Lectora y el reconocimiento directo de las palabras: tareas de reconocimiento de la palabra, homófonos, lectura de palabras conocidas y desconocidas y, por último, reglas ortográficas.
- Programa de Comprensión Lectora: desarrollar habilidades para entender el texto y para relacionarlo con la información previa.
¿Qué tratamientos existen en la actualidad?
Los tratamientos especializados se orientan en centrar la intervención en el análisis de tareas de lectoescritura y mejorar los procesos que estén afectados.
Los que mejor resultado dan son los tratamientos Psicopedagógicos y Logopédicos individuales donde se trabajan los diferentes programas de entrenamiento, vistos anteriormente, que se adaptan a cada alumno y alumna en concreto y tienen en cuenta las características personales de cada uno de ellos.
¿A quién debemos acudir?
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