Regálales su independencia

Las cosas no son siempre como las queremos. Y mucho menos lo es el mundo que estamos heredando a nuestros hijos

Una profunda presión social y mayor competitividad son componentes que los ponen en posiciones de vulnerabilidad desde muy temprana edad. ¿El efecto? Un incremento en el nivel de frustración ante las decepciones, dependencia a la aceptación y una menor disposición a dejarse guiar.

Los padres que desean desarrollar hijos emocionalmente independientes deben responder a los retos de la paternidad con mucha claridad. Y para poder hacerlo deben prestar atención a la manera en que toman decisiones con respecto a la educación de sus hijos, considerando el entorno que les rodea.

Hoy día, vivimos en una era de complejidad en la educación. Y el mayor reto es encontrar oportunidades para guiarlos. La independencia emocional de los hijos está ligada a cómo respondemos a esas oportunidades de educación. Todo se basa en la capacidad para transformar la paternidad en la manera más útil posible para nuestros hijos. Como padres, debemos detectar esa oportunidad para guiarlos y actuar rápidamente una vez detectada.
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Hay dos razones este objetivo no se logra:
  • Hoy, los padres anhelamos la aceptación de los hijos. Intercambiamos disciplina por aceptación. Permitimos que nos falten al respeto (“es mi vida, déjame en paz”), o se pongan en situaciones de riesgo (“si hijo, llévate el coche a la fiesta”, con el riesgo de conducir habiendo ingerido alcohol).
  • Las dependencias emocionales que nos limitan:
  1. Confort: Preferimos ceder que enfrentarlos, les damos lo que piden, no los castigamos, creemos que los “tenemos que ganar”.
  2. Control: Elegimos por ellos impidiéndoles tomar decisiones propias, “vigilamos” sus pasos, los hacemos dependientes de nuestra aceptación, los alejamos de nosotros.
  3. Éxito: Imponemos nuestras normas de vida (queremos que estudien lo que nosotros), los presionamos a ser perfectos, los hacemos sumisos frente a las figuras de autoridad dañando su autoconfianza.
  4. Ego: Los hacemos sentir “merecedores” (tú eres mejor que todos, nadie te ordena)…o “poca cosa” (siempre te equivocas, no das una). Les impedimos reconocer sus errores, provocamos que tomen las cosas de forma personal y desarrollamos hijos resentidos.
Pero nunca es demasiado tarde, ni todo está perdido cuando se trata de procurar lo mejor para ellos, por eso es recomendable seguir los siguientes pasos:
  1. Déjalos elegir en situaciones seguras, ayudándolos a recuperar su autoestima (qué comer, qué ponerse, a dónde ir, etc.).
  2. Hazles saber cuándo se equivocan y déjales claro que su actitud no condiciona el amor que sientes por ellos, pero que no apruebas su conducta. De esta forma aprenderán a reconocer sus errores y se sentirán seguros al saberse amados y aceptados.
Hay muchas oportunidades donde podemos ayudarlos a desarrollar su independencia emocional. Pero si como padres no podemos actuar con claridad frente a ellas, se desperdiciarán, limitando el desarrollo de nuestros hijos.


Por: Mónica Venegas, autora del libro Dale Next!, Editorial Urano.


Colaboración de Fundación Teletón México.
La empatía: nos hace vivir el sentir ajeno”.

Bojorge@teleton.org.mx 

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