Comparto este artículo escrito por S Silvia I. Quirós Alvear el 1 marzo, 2011 y publicado en Autismo Diario.
"Si recordamos el vídeo de “El cazo de Lorenzo”, observaremos que tiene cierta similitud con los que presentaremos a continuación. Y es que su autor, tanto de este primer cuento como del siguiente, también montados en forma de vídeos, para más fácil acceso, es Jérôme Ruillier, marido de Isabelle Carrier, autora del primero mencionado."
“Por cuatro esquinitas de nada” fue uno de los vídeos que más me emocionó al verlo. No tiene personajes ni humanos ni animales, sino que son figuras geométricas. En concreto se trata de un cuadrado y varios círculos. ¿Adivináis de qué se puede tratar? Obviamente la única figura distinta a los demás es el cuadrado, por lo que es el que posee la discapacidad, con respecto a nuestros amigos los círculos. El cuadrado quiere compartir con los círculos una habitación en la que todos se divierten y se lo pasan en grande, pero dado que la entrada es circular, el cuadrado no puede entrar. Al principio piensan que lo mejor es que éste se corte las esquinas pero luego, por decisión unánime, y mucho más inteligente, deciden convertir la entrada en un cuadrado, en vez de un círculo, por el que todos pueden entrar. Mientras toman esta segunda decisión, el cuadrado intenta hacer todo lo posible por entrar por el agujero: se alarga, se tuerce, se pone cabeza abajo, se dobla, llegando a intentar incluso a ser redondo, sin resultado alguno…
La razón por la que creo que es una historia que puede conseguir enternecer a muchas más personas, es porque se ajusta demasiado bien a la realidad, por triste que parezca. Vivimos en una sociedad en la que, como pura opinión personal, intentamos adaptar a las personas al mundo en el que pasamos nuestra vida, cosa que no está mal, no es que no debamos hacerlo; pero me parece que es importante que también nos demos cuenta que hay personas que necesitan que ese ambiente se adapte a ellos. En solo 2 minutos y medio de vídeo, el autor, transmite con ilusión y energía, que el objetivo con las personas discapacitadas no es camuflarlas o esconderlas, sino dejar que sean ellas mismas, y que aunque sean diferentes a los demás, debemos tener en cuenta que sus derechos y obligaciones son exactamente iguales que las del resto. Termina el vídeo con una frase que me gustaría remarcar: “Nunca se conoce realmente a una persona, hasta que uno se calza sus zapatos y camina con ellos”.