El calor de la madre es importante




Artículo publicado  en EL PAÍS.com, que nos muestra de nuevo la necesidad de humanizar el parto y la estancia hospitalaria del niño, y en este caso muy especialmente, la hospitalización del bebé prematuro. Estudios científicos afirman que de ello puede depender directamente el porvenir del niño, pues incide en su desarrollo y por lo tanto, en su futuro rendimiento escolar.

Guillem nació hace 14 días a las 28 semanas de gestación. Sus padres se turnan mañana y tarde para poder tenerlo piel con piel sobre su regazo durante un par de horas. "Se queda muy tranquilo y mantiene exacta la temperatura de la incubadora", explica su madre.

Guillem está desde que nació en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) del hospital Vall d'Hebron de Barcelona, abierta las 24 horas del día a los familiares de los bebés prematuros y sigue los llamados cuidados centrados en el desarrollo (CCD), una serie de medidas que procuran adecuar las condiciones ambientales de luz y ruido, controlar parte del dolor sin fármacos y potenciar el contacto piel con piel o la lactancia materna en nacidos con bajo peso.

España e Italia se sitúan en el furgón de cola en la aplicación de estos cuidados, a pesar de que la literatura científica empieza a evaluarlos como muy beneficiosos para el desarrollo de los bebés prematuros. En otros países, el cambio arrancó cuando se empezó a observar que muchos de los niños que a los seis años presentaban trastornos del aprendizaje eran prematuros. Es conocida la relación entre bajo peso al nacer y lesiones cerebrales.

Carme Junqué, catedrática de Psicobiología de la Universidad de Barcelona, lo explica: "Las anomalías cerebrales no siempre van acompañadas de déficit funcionales; se pueden observar alteraciones estructurales con rendimientos cognitivos normales e incluso superiores y, aunque se desconocen los factores que intervienen, es muy probable que la estimulación ambiental adecuada pueda contribuir a optimizar la conectividad cerebral y ésta se refleje en una mejor funcionalidad cerebral".

"Entre las 24 y las 37 semanas de gestación se producen 40.000 nuevas sinapsis por segundo y los cuidados centrados en el desarrollo están mejorando la calidad de estas conexiones neuronales", afirma contundente Carmen Rosa Pallás, jefa del Servicio de Neonatología del Hospital Universitario 12 de Octubre, y coordinadora científica del programa Hera.

Nuria Herranz, enfermera asistencial de la UCIN del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, asegura que el interés de la enfermería por implantar este tipo de cuidados -que ella considera "revolucionarios"- en las unidades es cada vez mayor, porque, "nos permite volver a la esencia de nuestro trabajo, que es atender a las personas de forma individualizada".

Herranz explica con pasión los cambios que advierte en el prematuro y en sus padres: "Antes, un bebé pretérmino podía despertarse hasta 200 veces al día. El contacto piel con piel con su madre y otros cuidados están mejorando muchos sus patrones de sueño". Además, los padres ganan seguridad y pueden vincularse mejor con sus hijos, un aspecto decisivo para su futuro desarrollo emocional.

Lee el artículo completo en EL PAÍS.com

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