Este suele ser otro tema de debate habitual. ¿Qué pasa con el recreo?
Pues esto es como todo, que hay opiniones. Están los que piensan que los niños con TEA tienen que tener estructurados todos los momentos del día, pues de lo contrario se desestabilizan, agobian, etc. Y los que creen que ya que están muy controlados, organizados y marcados durante todo el día, por lo que también necesitan un momento de esparcimiento, de autoestimularse y relajarse, de liberarse de tanto control, de hacer lo que quieran.
Sinceramente...yo soy de esta última opinión, aunque he de matizar que todo depende del niño y del centro en el que esté escolarizado.
Están los que no tienen ningún problema en salir al recreo, se dan paseos, se echan carreras, se columpian con fuerza...es decir, se desfogan a su manera y son felices en esos tiempos. Aunque eso no quita que obviamente haya que trabajar el juego tanto ellos solos como con otros niños, pero también permitirles ese ratito de juego libre durante la jornada escolar.
Y en el lado opuesto, los que se agobian al no saber qué tienen que hacer en ese tiempo, se ponen nerviosos con el bullicio, los gritos, los niños corriendo, se sienten descontrolados, demasiados estímulos y ellos ahí "solos" ante todo eso, sin saber qué va a pasar.
En en éste último caso cuando estoy a favor de llevar a la práctica un proyecto de patio.
Comparto con vosotr@s un proyecto de patio elaborado por el CEIP "Europa", y otro por el CEIP ".Enrique Tierno Galván", para los que estéis dispuestos a llevarlo a la práctica, que esa es otra.
Por desgracia, a veces te encuentras con profesionales que no están por la labor. Una pena, pero es la realidad educativa, y los que trabajamos en colegios que escolarizan a niños con TEA, sean ordinarios, preferentes o de educación especiales, lo sabemos perfectamente. Pero como digo, hay opiniones para todos los gustos.
Olga Sierra C.