La picadura de una medusa puede arruinar un agradable día de playa, si no se actúa de forma adecuada. Y es que en el momento en que se produce una picadura de medusa, se inicia una erupción de la piel que puede persistir durante días o semanas.
La sensación es muy similar a la del dolor causado por una quemadura y comienza una reacción local que incluye:
- Erupción cutánea que pueden durar días
- Enrojecimiento
- Inflamación
- Sensación de picor, escozor y dolor intenso
Primeros Auxilios ante una picadura de medusa
- Evitar frotarse con toallas, ropa o con arena, o con algo que pueda lastimarnos más.
- Retirar, con guantes o pinzas, el resto de tentáculos visibles en la piel.
- Después limpiar la zona afectada por la picadura. Nunca debemos usar agua dulce, ya que podría romper las células urticantes. En este caso el suero fisiológico es perfecto, pero en caso de no haber, puede utilizarse agua salada del mar.
- Aplicar frío a la zona afectada, con hielo en una bolsa (nunca directamente sobre la piel) durante unos 5 minutos. Repetir 5 minutos más si fuera necesario.
- Para evitar la infección de la herida aplicar un antiséptico, como Cristalmina, sobre la piel, 3 veces al día, durante 48 horas.
- Si el dolor es muy intenso o el estado de la víctima empeora, acudir a un centro médico de inmediato.
Prevención
- Vigilar la aparición de este tipo de animales en playas.
- Nunca tocar ni coger con las manos una medusa, aunque esté muerta, si no se llevan guantes protectores adecuados.
- Utilizar cualquier barrera que evite el contacto de la piel con la medusa: bañadores, camisetas o incluso cremas solares con protección antimedusas.
Sobre las medusas
La medusa es un animal invertebrado gelatinoso, perteneciente al orden de los celentéreos. La medusa más frecuente implicada en las picaduras en las costas españolas pertenece al género Physalia. Contiene en su ectodermo (capa más externa) un conjunto de células que utilizan para captar alimento y producen picazón, las cuales poseen un conjunto de pequeñas cápsulas denominadas nemotoristos, en cuyo interior poseen un líquido tóxico.
Las medusas pueden llegar flotando hasta las mismas playas, y la picadura suele producirse tras el contacto accidental con la medusa o al intentarla coger de forma voluntaria.