Primeros auxilios ante un atragantamiento
Muchos son los atragantamientos causados por un caramelo, comida u otro cuerpo extraño que los niños se llevan a la boca. Nuestro acto reflejo suele ser dar palmadas en la espalda, pero esa no es la actuación correcta. ¿Qué debemos hacer? A continuación te lo contamos
En caso de atragantamiento, si el niño balbucea, llora o tose, es señal de que el aire está pasando por las vías aéreas, por lo que probablemente estemos ante una situación de obstrucción parcial. La tos es el mecanismo reflejo más potente para revertir esta situación, por ello, debemos animar al niño a toser.
Por norma general, tenemos la costumbre de dar golpes en la espalda cuando vemos a una persona atragantándose. Esta acción puede mover dicho elemento y convertir la obstrucción parcial en una obstrucción total. Por este motivo, no debemos dar palmadas en la espalda, ni dar de beber si no se ha recuperado ni tampoco comprimir el abdomen de la víctima.
Cuando un niño se atraganta, se genera en esta persona angustia y ansiedad. A la hora de actuar debemos diferenciar si se trata de niños o lactantes y si la víctima está consciente o inconsciente.
En el caso de un niño consciente hay que pedir ayuda o llamar lo antes posible al 112. Debemos colocarnos detrás del niño para ponerlo de pie e inclinado, con la cabeza más baja que el resto del cuerpo, y con una mano que pase por debajo de la axila sujetándole el pecho.
Con la otra mano le daremos hasta cinco golpes entre los omoplatos, observando si después de cada uno de los golpes el niño expulsa el cuerpo extraño. Si no se produce dicha expulsión, iniciaremos las compresiones abdominales o maniobra de Heimlich hasta en cinco ocasiones.
Para realizar esta maniobra habremos de colocarnos detrás del niño y rodearle la cintura con los brazos. Cerraremos una mano y colocaremos el nudillo del pulgar por encima del ombligo, a la altura de la boca del estómago, entre el ombligo y el tórax.
Nos cogeremos el puño con la otra mano y realizaremos una fuerte presión hacia adentro y hacia arriba, lo que provocará un aumento de presión en el tórax. Esta presión obligará al aire que queda dentro de los pulmones a salir, arrastrando el cuerpo extraño.
Con cada maniobra comprobaremos si dicho cuerpo ha salido. No debemos hacer el denominado “barrido digital” o limpieza a ciegas de la cavidad bucal, es decir, no meteremos los dedos en la boca del niño para sacar aquello que le produce el atragantamiento. Sólo y únicamente haremos esto cuando los cuerpos extraños sean visibles y fácilmente extraíbles. Repetiremos el ciclo completo hasta la recuperación, la llegada de ayuda o la pérdida de conocimiento.
Si el niño pierde el conocimiento, volveremos a pedir ayuda e iniciaremos la RCP, que consiste en dar treinta compresiones torácicas seguidas de dos insuflaciones, hasta la recuperación o la llegada de ayuda.
Si la víctima de atragantamiento es un lactante consciente también pediremos ayuda y llamaremos al 112. Seguidamente, colocaremos al lactante boca abajo sobre nuestro antebrazo, con la cabeza más baja que el cuerpo y sujetándole la barbilla con la mano. Debemos procurar que la boca permanezca abierta y vigilar la posición de los dedos.
Con la otra mano, daremos hasta cinco golpes entre los omoplatos. Si no se produce la expulsión del cuerpo extraño, daremos la vuelta al lactante y lo colocaremos sobre nuestro antebrazo mirando hacia arriba y aguantándole el cuello con la mano.
Con la otra mano aplicaremos compresiones torácicas en el tercio inferior del esternón. Hasta cinco compresiones en dirección superior, hacia el tórax, comprobando si expulsa el cuerpo extraño.
No debemos hacer “barridos digitales” o limpiezas a ciegas. Sólo y únicamente extraeremos los cuerpos visibles y fácilmente extraíbles. Si no se produce la expulsión, repetiremos el ciclo completo hasta la recuperación, la llegada de ayuda o la pérdida de conocimiento.
En caso de que el lactante pierda la consciencia, volveremos a pedir ayuda e iniciaremos las maniobras de RCP, treinta compresiones torácicas seguidas de dos insuflaciones, hasta la recuperación de la respiración o la llegada de personal sanitario.
En el caso de lactantes o menores de un año, la maniobra de Heimlich no es una técnica adecuada por el riesgo de ocasionarle lesiones en vísceras abdominales a la víctima.
Cuando se realiza una reanimación en una obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño, lo que pretendemos de alguna manera es movilizarlo para intentar que, en algún momento, entre parte del aire que administramos. Lo mismo ocurre con las compresiones torácicas, cuyo objetivo es conseguir la expulsión, o al menos la movilización, del cuerpo extraño y dejar un hueco para que pueda pasar el aire.
Es habitual que el aire en estas situaciones no entre, que no se eleve el tórax o que cueste mucho introducirlo. No obstante, debemos comprobar la técnica. Si el tórax se elevara con facilidad reevaluaremos la situación, pero si la víctima sigue inconsciente y no respira normalmente, deberemos seguir con las maniobras.
Todas estas técnicas son capaces de evitar que un atragantamiento sea completamente efectivo y así se quede en un mero susto. No obstante, para su realización es necesario tener conocimiento en Primeros Auxilios, con el fin de llevarlas a cabo correctamente.
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