El botiquín puede ser de diferentes tipos en función de su utilidad: para viajes, para gimnasios, para campamentos, etc. En esta ocasión, analizaremos su contenido y utilidad para los hogares en los que habitan niños.
¿Qué puede servir como botiquín?
Cualquier caja de metal o plástico resistente que cierre herméticamente. Debe ser fácilmente transportable, y por supuesto no se nos debe olvidar dónde lo hemos guardado. Es posible que lo hayamos escondido con tanto esmero para que los niños no lo encuentren, que no recordemos dónde está ubicado.
¿Dónde debemos instalarlo?
Lo primero que debemos plantearnos es dónde colocaremos el botiquín. Teniendo en cuenta la curiosidad de los niños y el peligro que ésta puede conllevar, debemos situarlo fuera de su alcance, en un lugar lo suficientemente elevado o escondido.
La temperatura y la humedad del lugar en el que lo coloquemos también es importante. No ha de ser un lugar ni demasiado húmedo ni demasiado seco, lejos de fuentes de calor.
¿Qué debe contener un botiquín?
El contenido varía en función del uso, pero en el caso de los padres y las madres que quieran tener un botiquín adecuado para las pequeñas lesiones de sus hijos, éste sería el contenido básico:
Material de autoprotección
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Material de curas
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Mascarilla de protección para realizar ventilaciones
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Suero fisiológico en envase de plástico
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Toallitas limpiadoras sin alcohol
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Gasas para cubrir heridas y/o quemaduras
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Guantes de vinilo de un solo uso
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Esparadrapo hipoalérgico de papel y/o de plástico
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Banda de tiritas para adaptarlas al tamaño de la lesión
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Analgésicos/antitérmicos usados habitualmente
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Pañuelos triangulares
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Tijera de punta redondeada
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Pinzas sin dientes
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Una caja con varios imperdibles
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Dos bolsas de frío químico
Termómetro
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Linterna con pilas de recambio
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Un bloc de notas con un lápiz
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Otro de los elementos que puede ser de gran ayuda en el botiquín es un listado con los teléfonos de emergencia de la zona en la que residamos.
Uso del botiquín
El botiquín es un elemento de la casa que requiere revisiones periódicas (lo aconsejable es hacerlo después de utilizarlo), para comprobar que todos sus componentes se encuentran en buen estado.
Debe concebirse para usarlo en primeros auxilios. Así, los medicamentos de uso habitual deben colocarse en otro sitio, de tal modo que sea más fácil encontrar los utensilios para las pequeñas emergencias.
Una buena forma de conocer qué tenemos en él y qué debemos reponer es haciendo una lista de su contenido y pegarla en algún lugar visible del botiquín. Este pequeño consejo puede ser muy útil para garantizar su correcta utilización y evitar sustos e imprevistos.
Estas recomendaciones pueden parecer muy lógicas, pero nunca está de más recordarlas, y por supuesto ponerlas en práctica:
- Si en nuestras revisiones del botiquín encontramos medicamentos caducados, debemos desecharlos. Para no tirarlos a la basura, puedes llevarlos a tu farmacia más cercana.
- Debemos prestar atención a los medicamentos que nos recetaron hace mucho tiempo.
- Hay que evitar materiales como tijeras, pinzas u otros utensilios de metal que puedan estar oxidados.
- Y lo mismo ocurre con aparatos que no funcionen, como un termómetro, por ejemplo.
- Los medicamentos que incluyamos en nuestro botiquín deben llevar prospecto y el envase original. De lo contrario, desconoceremos su uso, así como su fecha de caducidad.
Además de todos estos consejos y pautas a la hora de dotarnos de un botiquín es importante conocer cómo debemos aplicar su contenido, por ello es recomendable incluir en él un manual de primeros auxilios o formarse en esta materia, con el fin de actuar de la manera más segura y eficaz en los primeros momentos de una emergencia.
Debemos tener en cuenta que una intervención adecuada en los cinco primeros minutos de un accidente es fundamental para evitar que se agrave la situación y el estado del niño que se ve implicado en él.
Estas últimas pautas pueden compartirse con nuestros hijos, sobre todo si son suficientemente mayores como para entenderlo.