El autismo es un síndrome que estadísticamente afecta a 16 de cada 10,000 niños;
cifra que ha sido muy controversial, puesto que existen agrupaciones que afirman
que es mayor (30 de cada 10,000).
A la
fecha las causas son desconocidas; sin embargo desde hace muchos años se le
reconoce como un trastorno del desarrollo.
Salvo
contadas excepciones, el autismo es congénito (se tiene de nacimiento) y se
manifiesta en los niños regularmente entre los 18 meses y 3 años de edad. Los
primeros síntomas suelen ser: el niño pierde el habla, no ve a los ojos,
pareciese que fuese sordo, tiene obsesión por los objetos o muestra total
desinterés en las relaciones sociales con los demás. En algunas ocasiones puede
llegar a confundirse con esquizofrenia infantil.
No
existen estudios que puedan presentar el autismo como un factor hereditario y
menos aún, como resultado de "padres refrigerador". Ambas teorías han sido
descartadas desde hace muchos años. El autismo puede presentarse en la familia
por vez primera sin que exista un caso similar en el árbol
genealógico.
Existen múltiples estudios
genéticos que relacionan los cromosomas 5 y 15 con el autismo así como otros que
buscan vincularlo con cuestiones biológicas como vacunas e intoxicación de
metales. A la fecha, ninguno de estos estudios ha logrado sustentar su teoría y
por lo mismo, no se puede precisar el origen mismo del síndrome.
Para
diagnosticar el autismo, según Simon Baron y Patrick Bolton, debe presentarse un
retraso en el desarrollo del niño en las siguientes tres áreas:
- Las relaciones sociales y el desarrollo social del niño son anormales.
- El niño no logra establecer una comunicación normal.
- Los intereses y actividades del niño son limitados y repetitivos en lugar de ser flexibles e imaginativos.
Basado en estos
tres parámetros, mi definición sería:
"El autismo es un síndrome
que afecta la comunicación, la creatividad imaginativa y las relaciones sociales
y afectivas del individuo".
En
ocasiones, estos niños, además de tener autismo, tienen algún otro trastorno del
desarrollo (retraso mental, motriz, Síndrome de Down, etc.) o bien, pueden ser
lo que se conoce como el autista clásico o puro.
Existe otro síndrome llamado
Asperger, el cual, para efectos de este manual, se manejará de igual forma
puesto que la diferencia principal entre autismo y este síndrome es el nivel de
inteligencia, así como su comunicación.
A
diferencia de los mitos que las novelas y películas recientes nos han hecho
creer, sólo un pequeño segmento de personas con autismo llegan a mostrar alto
grado de inteligencia y aunque no es válido decir que tienen un retraso mental,
su falta de aprendizaje se hace evidente, debido precisamente, a su pobre o nula
comunicación. Una analogía sería la de Mowgli (del "Libro de la selva") en el
que el niño crece sin contacto con los demás y por lo mismo es instintivo y sus
conocimientos de la vida son nulos (esto es, por supuesto, en el peor de los
casos).
Fuente: “Autismo: manual avanzado para padres”, Javier Garza Fernández.
Fuente: “Autismo: manual avanzado para padres”, Javier Garza Fernández.